Querida Miluchi:
Ya pasaron ocho años desde que nos vimos por primera vez. No sé si alguna vez te conté paso a paso cómo fue el día de tu llegada al mundo, pero a ver, aquí vamos… Madrugamos un 6 de abril de mucho calor y fuimos pegaditas hasta el Sanatorio de la Trinidad, en Palermo, en donde nos encontramos con tu abuela y tu tío. Yo estaba muy nerviosa y no sabía si caminar, sentarme o ¡irme a casa a dormir un rato más!
Como a las ocho de la mañana nos llevaron a una habitación. Vos todavía estabas muy tranquila, descansando en mi panzota y con pocas ganas de ver la luz. La partera que me tocó en “desgracia” tenía cara de caballo, los dientes sobresalidos, la cara larga, una mala onda contagiosa y los pelos como un mono sin gel de peinar. En la habitación estuvimos muchas horas hasta que vinieron a pincharme el brazo. Era hora de que salieras como fuera, y un remedio iba a ayudarte a que yo pudiera por fin conocerte. Así y todo no hubo caso, estabas tan pancha que desistieron, y yo me quedé ahí, mirando el techo unas cuantas horas más mientras tu abuela hacía surcos en el pasillo y se comía las uñas que nunca se comió (o sea, las mías).
A las cinco de la tarde alguien se acordó de nosotras y nos bajaron a la sala de partos. Y otra vez la partera divertida me miraba con cara de susto, a ver si quizás vos le tenías miedo también y salías por fin de mi panza. Pero no. Quietita estabas y muuuy cómoda. Pasaron las horas y muchas mamás con panza que tenían a sus bebés y se iban. Yo seguía ahí, mirando el reloj de la sala de partos, sin saber qué hacer. Hasta que llegó el obstetra, el especialista en traer bebés al mundo.
Fue un parto difícil porque estabas muy cómoda, yo tuve que hacer mucha, pero mucha fuerza para que vos salieras, pero así y todo te costó un montón, NOS costó un montón, porque vos también hiciste fuerza conmigo y el doctor tuvo que ayudarse de un aparatito para que tu cabecita pudiera terminar de salir. Y entre tantos esfuerzos, a las 21.31 horas del 6 de abril de 2004, tus ojitos con algunos moretones vieron mi cara de cansancio y sueño por primera vez y la cara de la abuela, que estuvo siempre con nosotras lista para ayudar. Yo estaba tan cansada, Mile, que cuando te apoyaron sobre mi pecho te hice una pregunta muy tonta: “¿Por qué llorás?"... Jejeje, todos los bebés lloran cuando nacen. Y desde aquel momento te amé con todo el corazón, el espíritu y el cuerpo, y todo el esfuerzo que hice para que vinieras al mundo tiene su recompensa diaria cuando te veo reír feliz, cuando me abrazás, cuando leés, cuando contás con tus deditos las sumas difíciles, cuando hacés la vertical y cuando día a día me enseñás lo lindo que es ser tu mamá.
¡Feliz cumple, hijita!
Te ama mucho. Mami :) - 6 de abril de 2012.
2 comentarios:
Hola!!!
Espero que leas esto.
Hace 5 años lei un texto tuyo que marco mi vida. Hoy me lo se casi de memoria, y en ese entonces, me ayudo a recuperar al amor de mi vida. Ahora el ya no esta conmigo pero supongo que no estabamos destinados.. sin embargo, no dejo nunca de recordar lo que lei de tu blog.
Una felicitacion grande por escribir tan maravillosamente, y un agradecimiento por la calidez que tus letras le han brindado a mi corazon.
-Claudia.
(GlamBlasphemy@hotmail.com) <3
Claudia:
Gracias por tus palabras. Nunca pensé que las mías podían ayudar y me alegra enormemente saber que así es.
Ojalá la vida te de muchas satisfacciones.
Gracias.
Beya
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