Estoy estresada, bastante. Lo curioso es que mi estrés solo se relaciona en forma directa con los quilombos. Nunca me toca, por ejemplo, un estrés por actuar en una nueva obra de teatro, o por mudarme a una casa de ocho hectáreas, o por sacarme la lotería y no saber qué hacer con el dinero, o porque se presentó un desafío en el trabajo. No. A lo máximo que puedo aspirar cuando no estoy estresada es a que mi universo esté quieto y tranquilo, a que nada se mueva, a que todo siga en su lugar casi sin pestañear; a estar, simplemente “estándar”. Entonces cuando llevo días y días cagada de embole por la rutina, sabiendo que me levanto a las 6.30, me baño, reniego con mi hija porque no se quiere levantar, la dejo llorando en el jardín, viajo en subte angustiada porque la dejé llorando, vengo a la oficina, viajo en subte como sardina para volver a casa a ver a la gorda, jugamos, la baño, reniego porque no se quiere ir a dormir, miro un poco de tele y… ¡Listo!, ya está, puedo darme por satisfecha y quedarme tranquila, porque ningún astro se movió de lugar y mi vida está, simplemente, “estándar”. No obstante, con el tiempo aprendí las bondades de este formato, que no son pocas. Cuando nos estandarizamos por un tiempo, sabemos qué es lo que va a suceder, al menos, en los próximos minutos, entonces podemos prepararnos de otra manera o sencillamente no necesitamos preparación alguna porque nada diferente o desconocido va a suceder. Nuestro formato estándar nos permite tener una cierta adivinación del futuro cercano. Y, aunque no parezca, logramos algo muy difícil de conciliar: el equilibrio, la cierta quietud interna que no nos hace felices pero tampoco nos tortura con angustias recurrentes sino que nos deja cierta paz que no siempre sabemos apreciar. Así podemos pasar una buena parte de nuestro tiempo hasta que, por supuesto, algo pasa y todo cambia. A veces tenemos suerte y pasamos de estar estándar a estar “bien”, a que se presenten pequeñas alegrías o sorpresas o ínfimas felicidades difíciles de fotografiar y congelar en el tiempo; pero en la mayoría de los casos, pasamos del formato estándar a “quilombo/s en puerta” y de los grandes. Cuando los quilombos aparecen, no son pavaditas o cosas simples de resolver, son quilombos de los buenos: o te enterás de que tu marido te engaña, o le saltan las fichas a la señora que cuida a tu hija y no quiere trabajar más, o te quedás sin laburo, o explotan todos los caños de tu casa, o se enferma un familiar, o te roban, etc. Entonces el universo colapsa. Te levantás y te acostás pensando qué vas a hacer para resolver la situación; si vas a matar a tu marido, a la amante o a los dos, si vas a hacer abandono de hogar, si tenés que cambiar de psicólogo, si te conviene renunciar al trabajo… Te estresás y entonces, solo entonces, te das cuenta de las bondades del formato “estándar”. Por eso, cuando no estén ni bien ni mal, sino estándar, no piensen que la vida es aburrida, sino que fueron capaces de encontrar, al menos por un momento, un añorado equilibrio.
20 comentarios:
No sé, Beya. Cuando pasan más de tres días estándar, directamente me deprimo. ¿Será que me gusta el quilombo? Soy de las que funcionan bajo presión, tratando de hacer malabares de horarios, plata y relaciones. Si todo está calmo tengo la sensación de que falta algo.
Sí, ya sé, ¡un diván por acá, por favor!
Pasa que yo en equilibrio me tambaleo… buajjjjjjjjjjjjajajaja
Besos desequilibrados.
Beya, que buena descripción del asunto... mi vida es así, como la describes (estoy en casa, porque no aguanté los llantos del Adri... pero igual nomás:Standar- Quilombo- Novedad)
A ti Cris te faltan un par de años, para tener la sensación de que cada novedad negativa a solucionar, no siempre tiene solución... y no siempre tiene futuro (uy! que amargo me salió! igual es lo que pienso). Y claro que falta, siempre falta!
A ti Duda: lo tuyo, no es mareo, lo tuyo es "estilo"!
En cuanto pueda te linkeo Beya, es que estoy en etapa "Quilombo"...
¡Hola, Cris! Bienvenida :-)
No, claro, estar estándar no significa no tener que correr o no salir, significa que en todo eso, no pasa nada diferente a lo acostumbrado.
Y sí, Duda, a veces el equilibrio marea un poco, pero coincido con Pal, ¡lo tuyo es un estilo de vida!
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Es que es así, Pal, cuando se presenta un quilombo, ¡no sabés cómo añoro mi vida estándar!
Espero que tu quilombo pase pronto y que llegue la etapa "bien" :-)
Yo hago sistemáticos esfuerzos para no tener vida estandar.
Ya mi laburo nomás es 80% quilombo y 20% preparación de más quilombo.
Cuando llevo varios días en estandar me inquieto porque seguro que algo está mal...
:P
Alguien que le endose un niño de máx. tres años al tipo!!! pero lo dejan solo eh! nada de ponerselo con mamá al lado. Ni abuela, ni tía. Así nunca más tendrá tiempo de pensar si el asunto es estandar o quilombo...jajajaja
(con música de "amor a la Habana": Amooooor a l quilomboooooo...)
Cuando estás en modo "estandar" los quilombos son mas chiquitos y no llegan a desestabilizarte.
El tipo: Bueno, claro, tampoco es que estar estándar es un formato ideal. Lo que intenté decir es que tampoco es TAN terrible.
¿Algún día va a dejar de llevarme la contra? :-)
Jajajaj!Pal! El tipo tiene tres hijos (claro que grandecitos ya), pero para las hombres es distinto. Si bien la vida les cambia, no se les modifica tanto como a nosotras. Ellos pueden seguir yendo a jugar al fútbol, saliendo con amigos, volviendo a cualquier hora de trabajar que la vida familiar sigue su curso sin mayores alteraciones.
Puede ser, Caracol. Por suerte ahora estoy tirando a "bien", porque ayer me fui al cine y me reí mucho. Y eso es buenísimo en etse período estándar! :-)
Por cierto, vi BORAT, altamente recomendable. Muy bizarra.
Mentime que me gusta.
Besos y trapecistas.
y lo que yo quiero decir es que sino aprovechamos de disfrutar los "standars" es por incapaces... no es culpa de la vida... que quilombo que tenemos harmado con este post!!
A Kill: en alemán se dice: una golondrina no hace primavera... :)
como bien describiste, el formato estándar tiene el sabor del equilibrio y no tiene por qué ser aburrido.
Sin embargo hay quienes gustan de la adrenalina de los quilombos, a mi me agrada el formato estándar (en cuanto al equilibrio), porque la adrenalina de cada momento, está en cada uno y en como lo viva
Bueno, Kill, no son exactamente mentiras. Obvio que si pudiera elegir, no elegiría estar estándar sino MARAVILLOSAMENTE BIEN, pero bueno, todo no se puede. Quizás lo que intenté decir con este post es que hay que aprender a vivir con las pequeñas felicidades cotidianas, que no es poco.
¡Claro, Pal! Tenemos que saber aprovechar esos momentos estándares, que a veces aunque no nos demos cuenta, conforman el 90 por ciento de nuestra vida.
Sí, ¡qué merequetengue con el post! ¿El mundo contra mí? :-)
Exacto, Chiru. Ojo, a mí también me gusta la adrenalina de los quilombos, pero más me gusta la adrenalina de la felcidad, que se consigue poco.
Me conmoví.
Por momentos me parecía que era yo el que escribía.
O bien mi esposa.
El formato standard es demasiado parecido a la mediocridad. Pero ésta es un lugar peligrosamente tibio y agradable.
Tal vez haya que admitir la condición de persona común.
Que no está ni bien ni mal.
Que no es feliz ni infeliz.
Que no tiene muchas cosas pero que no le falta nada esencial.
Tenés entre 35 y 40, una vida como la que describiste en medio de esta jungla urbana y un millón de preguntas sin respuesta?
Bienvenida al club.
La letra chiquita no me intimidó y leí hasta el final.
Buena señal.
Buen blog.
Saludos.
Living Dead: ¡Bienvenido! Puede ser, el formato estándar es sinónimo de vida común sin demasiadas expectativas.Que produce cierta tranquilidad pero a su vez nos coloca en un mundo bastante mediocre.
Bueno, tengo 34.
La letra chiquita es para no desalentar a los lectores, lo mismo pero con letras grandes parecen papiros :-)
Gracias por los piropos, vuelva cuando quiera.
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