miércoles, 6 de mayo de 2009

Mala, mala, mala eres...

No sé bien qué pasará en mi vida que muchas veces las circunstancias me ubican en un lugar de “culpabilidad” que me tiene los nervios de punta. Cualquier cosa que suceda (desde la más inútil hasta la que podría ser elucubrada por la KGB), conduce a que, sin dudas, he sido la autora material de los hechos. Todas las flechas me señalan. Si pasa algo raro en el trabajo, es mi nombre el que circula por los pasillos de la oficina, y si algún meteorito cayó sobre la cabeza de algún allegado, seguramente fue porque en 1980 yo viajé a Disney y me saqué una foto con un astronauta de los Universal Studios. Estoy harta. Harta de ser la mala de la película, la responsable de que pase tal o cual cosa, la jodida que no comprende, no escucha, no tiene paciencia. Cansada del “no soy yo, sos vos”, de que me miren con cara de “sé lo que hiciste el verano pasado” o “tu secreto te condena” (?). A ver si nos entendemos: dejen de echarme la culpa de todas sus desgracias. Si se rompe un caño y yo justo pasaba por ahí, es pura casualidad. Por eso, muchachos, para mitigar sus desgracias, he decidido unirme a la Comisión Cascos Blancos. Parto en enero rumbo a Somalia. A ver si así se dejan de joder.