martes, 8 de julio de 2008

Fragmento

"De modo que en realidad nadie te ama nunca, porque el amor es justamente eso: un espasmo de nuestra imaginación por el cual creemos reconocer en el otro al príncipe azul o a la princesa rosa. Escogemos al prójimo como quien escoge una percha, y sobre ella colgamos el invento de nuestros sueños. Y da la maldita casualidad de que la gente siempre tiende a buscar perchas bonitas. A las niñas lindas, por muy necias que sean, siempre se les intuye un interior emocionante, mientras que nadie se molesta en suponer un alma hermosa en una mujer fea. A veces esta certidumbre que acompaña la fealdad escuece como una herida abierta: no es que no me vean, es que no me imaginan".