lunes, 7 de enero de 2008

Ramiro II

Confieso que iba a escribir otra cosa. Tenía todo un post preparado para el retorno de mis vacaciones, pero el mail que recibí esta mañana amerita algo diferente, sobre todo porque si bien soy una persona un tanto rencorosa, cuando alguien a quien quiero me dice cosas lindas me olvido de todo el pasado, se me aflojan los volados del vestido y empiezo de cero, como si nada malo hubiera pasado jamás.
Hace poco les hablé de Ramiro. Muy bien, aquí va lo que acabo de leer:



"He vuelto. Reconozco que te extrañé mucho y me urge saber como andan tus cosas. Espero que hayas pasado un hermoso fin de año y que tus cosas y tu gordita estén muy bien.
Te mando un beso gigante.
Pd: El quilombo que se me armó no pasó a mayores (no sé si te interesa saberlo, pero, nobleza obliga te lo tenía que contar)".


Por un lado me alegra saber que vivo en el recuerdo de alguien a quien aprecio a pesar de los pequeños palazos que me ha dedicado, pero por otro, me pregunto cuándo será el próximo desencuentro, el próximo problema por algún mail o quién sabe qué cosa se cruzará por ahí que vuelva a dejarme a un costado del camino.

Ha vuelto. Y yo no sé qué hacer...