martes, 4 de diciembre de 2007

Te extraño

Te extraño aunque no te importe, aunque no lo sepas, aunque nunca lo leas. Te extraño desde que acepté ratitos a escondidas, cartas inconclusas y palabras inocentes pero cómplices. Te extraño desde que empecé a jugar tu juego, sin darme cuenta de que cada día iba a extrañarte todavía más. Te extraño un montón y no sé qué hacer con eso, aunque no haya nada para hacer, aunque te evite hasta el cansancio pero te busque en cada puerta, en cada rincón, en cada movimiento.
Te extraño aunque no vuelvas a leerme, aunque no vuelvas a escucharme, aunque no vuelvas a pasar por mi puerta. Te extraño los días de lluvia y los de sol, porque te las ingeniaste para entrar en mi vida de a poco, sabiendo exactamente qué decir y qué hacer. Extraño tu habilidad con las palabras y con el silencio, tu voz cálida y tu mirada convincente. Extraño nuestras charlas, nuestros encuentros, tu perfume en mis manos y en mi ropa, tus ganas de abrazarme y mis ganas de abrazarte.
Te extraño en todo el cuerpo, aunque no te importe, te extraño.