miércoles, 14 de marzo de 2007

Gente que brilla

Me fui de vacaciones con el deseo de encontrar un lugar placentero en donde pasar unos días tranquilos. Un lugar para descansar. Un lugar para mí, para mi hija, para mi silencio y mi acuarela de palabras. Un lugar en donde llenarme de sol, bailar entre las nubes, cantar, ser feliz.
Encontré algo mejor. Un lugar mejor. Encontré un río cristalino que susurra melodías en los oídos del hombre solitario y pájaros que acompañan los pasos perdidos del peregrino. Encontré en las cabañas
Casablanca una casa, una morada, un hogar, manos amigas. Encontré algo que no es fácil de encontrar en la vida: gente capaz de emocionar y emocionarse, con ojos llenos de lágrimas al compartir los más profundos dolores y rebosantes de alegría al ver una sonrisa en la carita de mi hija. Disfruté de charlas al atardecer, de confidencias, de confesiones. Encontré corazones abiertos deseosos de albergar historias nuevas y de compartir vivencias enriquecedoras y otras magulladas por los azares del destino. Casablanca despliega en el paisaje el empuje, la fuerza, la garra, el amor y la calidez de Eddy y Freddy, gente capaz de tenderle una mano amiga a alguien que apenas conocen; gente que enseña que a pesar de las dificultades que existen en el duro camino de la vida, siempre habrá un espacio para escuchar al otro, para ayudarlo, para acercarse de corazón a corazón. Vayan entonces para ellos estas sencillas palabras de agradecimiento por todo lo que han hecho para que nuestras vidas brillen más.
Y vaya también este pequeño poema de Hamlet Lima Quintana.
Sencillamente, gracias.

Hay gente que con solo decir una palabra
Enciende la ilusión y los rosales;
Que con solo sonreír entre los ojos
Nos invita a viajar por otras zonas,
Nos hace recorrer toda la magia.

Hay gente que con solo dar la mano
Rompe la soledad, pone la mesa,
Sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
Que con solo empuñar una guitarra
Hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca
Llega a todos los límites del alma,
Alimenta una flor, inventa sueños,
Hace cantar el vino en las tinajas
Y se queda después, como si nada

Y uno se va de novio con la vida
Desterrando una muerte solitaria
Pues sabe que a la vuelta de la esquina
Hay gente que es así, tan necesaria.