lunes, 7 de abril de 2008

Feliz cumple

Un día como ayer, soleado y radiante, pero del año dos mil cuatro, me levanté al alba para ir al sanatorio. Después de cuarenta y un semanas de embarazo, todo indicaba que ESE sería el día. Y así fue. Alrededor de las diez de la mañana comenzaron a inducirme el parto. A todo lo que usualmente acompaña al nacimiento del primogénito, yo le sumaba un cuadro previo bastante difícil, una mudanza a los cinco meses de embarazo, un padre ausente, abuelos paternos ignorantes y agresivos, y una partera muy particular.
En general, en situaciones que me producen muchos nervios, suelo quedarme callada y muy tensa. Así estaba yo ese día en la habitación cuando la señora partera (conociendo mi situación de enfrentar semejante acontecimiento sola) me dijo: “Hay dos maneras de hacer esto: o por las buenas, o por las malas”. Y ayer me acordaba de esta frase. Ayer me acordaba de las cinco horas que estuve en la sala de partos. Ayer me acordaba de que después del parto tuve una hemorragia muy fuerte.
Ayer, a las 21.31 horas, la peque cumplió cuatro hermosos años de haber venido a este mundo. Ayer, a pesar de haber vivido sola las experiencias más fuertes que una mujer experimenta en sus entrañas cuando está embarazada, la primera ecografía, las descomposturas, la acidez, la última ecografía, los movimientos en mi panza; reviví el sentimiento de amor más básico, puro, cálido y humano que jamás había experimentado antes de ser mamá. Ayer, cuando la veía bailar, cantar, reír y jugar con sus amiguitos, supe que, a pesar de los golpes, de las agresiones, de las piedras en el camino y de las frases que en mi vida comprenderé, la peque es una nena feliz. Y estoy sumamente emocionada por mi capacidad para generar algo tan maravilloso en un ser humano: que la vida le sonría.
Feliz cumpleaños, Mile. Te ama mucho,
Mamá.