martes, 23 de diciembre de 2008

Felicidades

Todos llevamos dentro al menos un deseo, una ilusión. Mi deseo en estas Fiestas, y de hoy y siempre, es que se cumpla.

Felicidades.
Beya y Peque.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Palabras

Remaba palabras cuando encontré las de un amigo en la orilla. Las comparto con ustedes porque están vestidas perfectamente para lucir este momento de mi vida, sin vos ni voz, con la garganta seca, los dedos cansados y la desilusión a flor de piel. Gracias, Kill.
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"Pasó el tiempo, tanto que ya se conjuga en pasado. Muchas cosas tienen la manía de cambiar o por lo menos de intentarlo. Lo cierto de toda esta copla corta es que este presente jamás fue pensado como presente y sin embargo lo es, mucho más porque lo que te pasa te conviene que por un empecinamiento de mi voluntad. Yo quiero expresar cuál es la sensación que me gobierna a diario, que decide mis tiempos y mis humores. Pero lo cierto es que aquella quimera de intentar explicar lo inexplicable se rindió ante la imposibilidad de generar un reporte fidedigno, sobre todo ante sí misma. Creo que uno no conoce con certeza a una persona hasta que se separa de ella. Cuando los ojos se abren, cuando se cae el velo, cuando se enciende la luz de la realidad y ponele la metáfora que quieras, se produce un estado de transparencia, por unos cuantos minutos, tal vez horas, esa persona que tenés delante tuyo es su esencia, no esa que idealizabas, no aquella a la que detestas, no, la esencia sacude y desconcierta y es que hay mucha más seguridad ante el odio o ante el amor que ante el instinto de supervivencia. El cerebro se pone de acuerdo con el corazón y decretan el estado de duelo, de donde no habrá nunca regreso, por lo menos cuando uno tiene una edad en la que dejó de saber de qué habla la gente que tiene dieciocho. Bienaventurados los agraciados con el don del olvido, porque de ellos será el reino de la sonrisa".

martes, 28 de octubre de 2008

Octubre

Octubre acabó por destruir las ilusiones guardadas en la cajita de septiembre; soltó los últimos globos que quedaban y a la nada volaron las ilusiones y los deseos. Lo peor es que perdí uno de mis mayores tesoros, la chispa para el humor espontáneo.

Tanto remar para morir en la orilla... Tanto remar para morir en la orilla...


Y dejo esto así, sin comentarios, porque algunas tristezas es mejor acompañarlas en silencio.

martes, 14 de octubre de 2008

Frase

Sin más, así, de golpe, el sábado la peque arremetió con la siguiente frase:

"Yo lo quiero mucho a mi papá, ¡es tan bueno!, lo quiero un montón".


No sé si reír o llorar.

jueves, 2 de octubre de 2008

De a poco

Y así, de a poco, todo fue perdiendo color. Las palabras se volvieron grises, los silencios cotidianos y la ilusión se perdió en cada encuentro, como si la magia fuera cosa de otros. Ella volvió a ser ELLA, mientras él descansaba en la seguridad de su sillón. Así, de a poco, los papeles comenzaron a ordenarse, la casa volvió a ser lo que era y los temores fueron desapareciendo. Y mientras ella se mantenía intacta en la mansedumbre irreal de su habitación, la otra luchaba por vencer el tiempo, aferrada a su cajita de lápices de colores, desteñidos por lo que, en realidad, fue solo un cuento de hadas sostenido por el deseo de la imaginación.

viernes, 29 de agosto de 2008

Espejo

No me digas nada. No hace falta más. Yo tampoco sé qué estoy haciendo, ni porqué. Silencio, no me hables. No ahora, que puedo sentirte, por fin, después de tanto tiempo. No sé, no sé qué voy a hacer con esto que tengo entre las manos, arraigado al corazón como si la vida se terminara a la vuelta de la esquina. No quiero saber. No, no me hables. No quiero escuchar lo racional de tus palabras, los conflictos que se esconden detrás de esto que es hoy. No quiero escuchar nada sobre el mañana o sobre lo mal que estoy manejando el hoy. Silencio, no digas nada. No necesito desmembrar este momento, ya no más. No me mires en el espejo intentando sorprenderme, no volveré a llorar.
Y poco a poco los deseos más íntimos y oscuros se van cumpliendo. Y cuando ya de regreso en la soledad recuerde este momento podré decir “qué sabio fue el silencio”…

viernes, 22 de agosto de 2008

Dueña :)

Ya pueden felicitarme. Ayer concreté un pequeño sueño. Después de muchos años de esfuerzo y ahorro, ¡¡¡¡por fin tengo auto!!! Quiero agradecerle a mi vieja, que me dio sus primeros votos de confianza y muy especialmente a mi hermano. Sin su ayuda todavía estaría a mitad de camino :)
Con ustedes, la nueva adquisición:



martes, 12 de agosto de 2008

Catarsis

Lo odio. No me importa lo que piensen de mí, lo odio. Y no, no quiero escuchar esa frase berreta: “Él se lo pierde”, porque no existe consuelo más idiota que pensar que el otro se está perdiendo algo que nunca quiso tener. Lo odio. Odio sus pelos de vinchuca, enredados en su mugre de miserable. Odio su sonrisa sarcástica y burlona, su cara de víctima y sus ojos de carnero degollado. Odio su olor a laburante de puerto pestilente, sus manos secas, sus arrugas de viento sureño olvidado. Odio su manera de pensar, sus justificaciones injustificables, su tupé para cortarme el teléfono cuando intento hablarle de su hija, que añora en silencio los abrazos de su papá. Lo odio. Cada invierno regresa a Buenos Aires, transformado en pura mugre, incomunicado con nuestros conocidos en común para que no delaten su paradero, ni intencional ni descuidadamente. Odio su “jodete” eterno con el que se refiere a nuestra hija en común, a su educación, a su cuidado, a su contención, a su salud.
No intento que me comprendan. No quiero que me justifiquen. Él pertenece a una clase de sujetos que justifican su proceder vaya a saber con qué lógica enquistada y anormal, cuasi comparable a la locura del torturador y del asesino. Él es capaz de atropellarte con el auto y seguir de largo sin remordimientos ni culpa. Él tendrá por siempre una vida miserable, lo juro.

martes, 5 de agosto de 2008

Perlitas

Me encuentro nuevamente trabajando en la corrección de un cuadernillo sobre la Patagonia. Esta vez le toca el turno a las Comisiones de Auxilio, formadas por seres que ad honórem se dedican a salvar a los accidentados en las montañas. Sin ahondar en el contenido, quería compartir con ustedes algunas perlitas textuales que encontré en el primer borrador, que será editado y más que pulido antes de su versión final.

A saber:
1) Es preferible estar entero no se sabe dónde que por la mitad en un lugar conocido.
2) Los perdidos se agotan, se desesperan y se rompen el alma.
3) Si el accidente es grave, comience a rezar. Es más conveniente resignarse y sentarse al lado del accidentado, porque salvo que usted sea médico, no puede hacer un comino.
4) Una lesión en la cabeza puede ser muy grave, aunque el cristiano afirme que no tiene
nada.
5) Si la cosa no mejora, habrá que empezar a llamar a los muchachitos de la Comisión
de auxilio.
6) En general no pasa nada, pero nunca falta un chambón, que por supuesto no es usted,
pero que los hay, los hay.

Lo del comino merece un diez. ¿No es genial??

lunes, 28 de julio de 2008

Pas de deux

Y entonces lo vi de lejos. Y entonces cruzó la calle. Y yo así, con las ojeras del sábado a la mañana y el jogging viejo, rumbo a la clase de danza. Así, mamarracho y casi sin desayunar. Supe que lo conocía pero no recordaba bien de dónde. Él, amablemente, se acercó a saludarme. Y entonces me sentí incómoda, intenté arreglarme el pelo y tapar las manchas del pantalón. Él fumaba. Mucho. Hablamos del laburo, claro, trabajaba a unos pisos de mi oficina. Y entonces empezaron los mails y las increíbles coincidencias en los gustos, las pasiones, la creatividad.
Y finalmente un martes de agosto nos encontramos. Ahí supe que ya no iba a poder prescindir de sus mails, de sus charlas, de su presencia. Supe también que compartía su vida con otra mujer. Supe que mi mundo, de golpe, se derrumbaba. Y entonces silencié mi tristeza y las noches se hicieron interminables y los fines de semana eternos.

Él intentó continuar y yo acepté, lo extrañaba demasiado. Y entonces sucedió la magia. Ya entrada la primavera experimenté la declaración de amor más hermosa que viví en mi vida, o al menos la más esperada. Un almuerzo me regaló las palabras que durante más de tres meses había querido escuchar... Y entonces se separó. Y entonces fui feliz. Después de mucho tiempo, fui plenamente feliz. Podría relatar aquel día con el más mínimo detalle, podría contar cada minuto y revivir aquella magia en cada segundo. Pero la felicidad cabe en una cáscara de nuez. El silencio asomó de golpe para hacerse incomprensible, permanente, doloroso...

Anoche me acosté pensando en aquel encuentro casual a dos cuadras de la Plaza del Congreso, hace ya seis años. Y le debía un post a aquella magia.
Y entonces lo vi de lejos, y entonces cruzó la calle... y entonces, de todas las palabras que me dedicó, elegí quedarme con éstas:

“…y sos la que vale la pena y mucho y que ya ocupa un lugar en mi vida, y que sigo pensando que tuve suerte, mucha suerte, en cruzar y que a pesar del poco tiempo que pasó me enseñó mucho más de lo que podría creer, me despertó inquietudes y sensaciones que estaban dormidas…”.

jueves, 17 de julio de 2008

Piedra libre

El otro día, durante una charla más que trivial en la cocinita de mi oficina, comentábamos sobre la próxima fiesta de fin de año, esa fiesta a la que la mayoría va por los sorteos y en la que todos se odian pero igual se juntan para comer y tomar porque paga la empresa. Al parecer, este año quieren invitar a las parejas de los empleados, cosa a la que me opongo rotundamente, porque si sumamos lo acartonado de la mayoría de los sujetos a la supervisión constante de sus señoras esposas, obtenemos un combo vomitivo de muñecos a control remoto, y, para eso, prefiero quedarme en casa mirando a los tele tubbies por la tele.
Mientras debatíamos al respecto, uno de los chicos me dejó helada con su comentario sobre mi comportamiento en la fiesta del año pasado. Recé para que la tierra me tragara, intenté hacer memoria de todos los detalles y me retorcí del esfuerzo intentado recordar algo de lo que detallaba, pero fue en vano. De esa noche tengo como flashes de situaciones y momentos que no puedo terminar de hilar. Claro que me acuerdo de mi llegada y de los detalles de mi partida, pero para lo sucedido en el medio se me juntan imágenes diferentes y para nada cronológicas. Recuerdo mi apetito feroz, y, por supuesto, mi seguidilla de copas de vino blanco con el estómago casi vacío. El ingreso al salón comedor ya me resulta impreciso, para ese momento yo ya debía estar al borde de la cirrosis…
Por aquel entonces yo tambaleaba en una cuasi relación muy intensa para mí, desplegada en el peor de los escenarios posibles: hombre casado, misma empresa, mayor jerarquía. Aparentemente mi subconsciente se encargó de ventilar con lujo de detalles mis sentimientos prohibidos. Recuerdo que le hablé y que bailamos (¿Yo le hablé y nosotros bailamos? ¿Él me habló y yo bailé? ¿Todos bailamos y hablamos con todos? ¿Yo estaba?), pero no recuerdo nada específico que diera lugar al comentario que escuché seis meses después en la cocina. Todo lo contrario, me esforcé tanto por disimular que estaba segura de mi posterior nominación al Oscar, o al menos al Martín Fierro. Algo no pasó tan desapercibido como yo suponía. Si bien debe ser cierto que algunos de mis movimientos me delataron, de ahí a decirme que estuve literalmente “colgada del cuello” del señor en cuestión durante toda la noche, hay años luz (¿Colgada del cuello yo? ¿Yooo?? Seguro que a esa altura ya no podía diferenciar el cuello de los pies). Adiós Oscar, Adiós Martín.
Ahora, cada vez que me cruzo por los pasillos con alguien me pregunto si conoce mi “secreto”, lo supone o ya lo olvidó. Después de escuchar eso, quizás sea mejor que este año ellos vayan con sus esposas y yo me quede en casa mirando la tele.

martes, 8 de julio de 2008

Fragmento

"De modo que en realidad nadie te ama nunca, porque el amor es justamente eso: un espasmo de nuestra imaginación por el cual creemos reconocer en el otro al príncipe azul o a la princesa rosa. Escogemos al prójimo como quien escoge una percha, y sobre ella colgamos el invento de nuestros sueños. Y da la maldita casualidad de que la gente siempre tiende a buscar perchas bonitas. A las niñas lindas, por muy necias que sean, siempre se les intuye un interior emocionante, mientras que nadie se molesta en suponer un alma hermosa en una mujer fea. A veces esta certidumbre que acompaña la fealdad escuece como una herida abierta: no es que no me vean, es que no me imaginan".

martes, 1 de julio de 2008

Ocupadísimo

Habíamos quedado en que yo le mandaba un mail, pero dada la delicadeza del tema y como hicimos en tantas otras ocasiones, lo llamé al celular…

Beya
Hola, JM, soy Beya, la mamá de la peque. ¿Cómo estás?

JM
Ocupadísimo, muy complicado. Éste es un mal momento porque la verdad es que ahora no te puedo atender porque estoy muy ocupado.

Beya
Bueno, te llam…

JM
Sí, estoy ocupado y no puedo hablar ahora.

Beya
Si pref…

JM
Es que hoy estoy con mucho trabajo, ocupado, tengo muchos pacientes.

Beya
Disculpame. Te llam…

JM
Justamente no puedo hablar porque ahora estoy con unos pacientes hablando de algo delicado.

Beya
¿Pudisteleerelestudio?

JM
Está igual que los anteriores. Ahora no puedo hablar porque estoy muy ocupado. Tengo unos pacientes en frente mío y estoy hablando de algo muy delicado.
(…)

Qué extrañas son algunas cosas. JM tardó (y perdió) sesenta segundos en explicarme algo irrelevante que no solo no me interesa sino que ni quiero escuchar y dos segundos en decirme lo que yo necesitaba saber para vivir en paz durante los próximos seis meses.

miércoles, 25 de junio de 2008

viernes, 20 de junio de 2008

Tropiezos

El ser humano tiene la asombrosa capacidad de tropezar con la misma piedra una, dos, tres, infinitas veces. Siempre, quizás, sostenido por la ilusión de que ésa, aquella y cada vez, será diferente. Intuimos y nos hartamos de experimentar que vamos a volver a equivocarnos, y, sin embargo, nos ilusionamos evocando la experiencia del ayer, como si ése fuera nuestro as en la manga para no tropezar. Y cuando nuestros tropiezos se relacionan con el campo sentimental suelen tener ciertos agravantes, porque los sentimientos escapan a nuestra razón. Cuando nos enamoramos, o al menos eso creemos, no podemos disimular nuestro estado. El amor suele representarse como un niño desnudo porque es una emoción que no puede ocultarse, porque permanece igual a sí mismo siempre, porque nunca aprende, siempre es idéntico, eternamente joven e irreflexivo. Nuestra razón, espantada, nos asalta con preguntas recurrentes, para acercarnos a la desoladora conclusión del “Yo nunca aprendo”. Y estamos en lo cierto, porque el amor permanece impermeable a la experiencia.
Tropezamos, caemos, nos lastimamos y nos juramos nunca jamás reincidir. Y volvemos a ser prisioneros de lo correcto y lo seguro hasta que el amor loco nos arrebata nuevamente, porque gracias a él podemos evadirnos de nuestra asfixiante individualidad, porque todos llevamos dentro de nosotros, agazapada, nuestra propia posibilidad de perdición, el abismo íntimo por el que podemos desplomarnos; y a menudo la llave de nuestro fatídico destino está oculta dentro del niño irreflexivo que insiste en hacernos tropezar con la misma piedra una, dos, tres, infinitas veces.

martes, 17 de junio de 2008

DIC II Bis

El festejo del viernes comenzó con Ginger (alias "La Poderosa") estrangulando a la encargada del local porque no había ninguna reserva hecha a nuestro nombre. Y, para ponerle un toque especial al disgusto, Angelito hacía bromas al respecto mientras todos nos mirábamos pensando si reír o llorar. Por suerte se solucionó e hicimos una "previa" abajo mientras esperábamos que habilitaran el segundo piso.
¿¿Qué decirles de esa noche?? Que hacía tiempo que no disfrutaba tanto de una reunión con amigos, que ojalá pudiéramos vernos más seguido, que fue un verdadero placer volver a ver a Anaik y a Angelito, que viven tan lejos, y conocer a Guty, que por poco se vuelve caminando hasta la Rioja por el paro y los cortes de ruta. Ah, sí, y que ¡ESTUVE SOBRIA TODA LA NOCHE! ¿No es increíble???
Amigos, un placer haber pasado con ustedes una noche tan agradable. Cuelgo algunas fotos acá, las impresentables están en el blog de "La Poderosa".


Update: Empiezan a llegar las notas sobre el evento: http://datarioja.com.ar/index.php?show=2&n=1975&s=1&PHPSESSID=040868f119ccef2e6a3fa95974791951

viernes, 6 de junio de 2008

DIC II

Cuenta la leyenda, que el 15 de junio de 2004, en Resistencia, Chaco, Argentina, Orlando Ferrero, de 22 años, murió desangrado en su casa por un golpe en el cuello dado con un caño de hierro por Julián Sequeira, de 45 años, respetado miembro de la comunidad evangélica. En circunstancias aún no del todo claras, una mañana del temprano invierno chaqueño, el asesino entró por la ventana de la casa de la víctima y descargó el golpe mortal. Al parecer, Orlando y Julián comentaban desde hacía varios meses en el no tan conocido blog "La culpa del Tomate", escrito por Alicia Páez, más conocida en la blogósfera por su nickname "Walquiria". Los altercados entre Orlando y Julián fueron "in crescendo" a partir de un comentario de Orlando sobre los evangelistas que fue mal interpretado por Julián. Orlando no tuvo en cuenta que con algunos pequeños datos que había deslizado en sus comentarios anteriores sobre su profesión y sus orígenes pudo ser individualizado por Julián, que, al parecer, se valió de Google. Víctima de fuertes alucinaciones, Julián se dirigió al templo central de la ciudad y confesó su crimen en voz alta.
Los viejos comentaristas de "La culpa del Tomate" se encargaron de difundir la noticia por la blogósfera y es por ello que instauraron el 15 de junio como el "Día Internacional del Comentarista", para recordar tan triste episodio, para que todos tomemos consciencia de los derechos y deberes que tenemos al comentar en un blog, sin importar el credo, el sexo, la orientación, la nacionalidad, la estatura o el peso.

Es por eso que decidimos juntarnos todos los años para conmemorar el “DIC”. Esta vez lo haremos el viernes 13 de junio, en jobs
www.jobsbar.com.ar, a las 21hs. Para más información y further details consulte aquí a partir del martes 10. Nos vemos.
Me pide Ginger que, los que desean ir, vayan confirmando vía mail para hacer la reserva correspondiente: beyeza@gmail.com
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Update: Confirmado: Clarín viene a cubrir el evento y a hacernos una nota :)
Para conocer los comienzos de esta historia, click acá.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Negociante

Negociante aburrido de sonrisas infames, esculpidas por la astucia de los que se deleitan como mercaderes de sentimientos. Portador de recuerdos desdibujados por la indiferencia de la razón; tejedor de voluntades inservibles, tu vida transcurre flotando aferrada a un tronco hueco. El aburrimiento desconsiderado se burla de tu rutina, incesante laberinto de dudas y cuestionamientos eternos. Y ahí estás, remando solo los destrozos de un barco a la deriva pegado con plasticola; engañando tu realidad con falsas promesas de felicidad. Y así te imagino ahora, solo, encerrado en tu propia asfixia, torturándote a diario con tus pensamientos, soportando tu incapacidad para brindarte por completo, esquivando plenitudes para conformarte con migajas de ilusión.
Mercader de amores tristes y dolores irreparables, navegante en un mar de lágrimas secas que ayer, hoy, mañana y siempre te conducirán al punto de partida de tu hipócrita laberinto de dudas y confusiones.

viernes, 23 de mayo de 2008

Mi humilde morada

Estos días estoy un poco falta de inspiración, así que decidí invitarlos a conocer mi casa. Espero que les guste mi humilde morada. El living, la habitación de la peque, la mía y el balcón :)



jueves, 15 de mayo de 2008

Cambio y fuera II

…Salí de la oficina muy desilusionada. Ya no solo mi trabajo se consideraba tan básico que todos podían meterse a opinar y a darme directivas sino que tampoco valía mi palabra. Mi jefe sabe bien que mis argumentos siempre están más que fundamentados y que, en general, sostengo mis palabras con hechos razonables. Pero el tema no pasa por la razón sino por la forma. La forma cuadrada. La forma formal. La forma de un casillero sin llave. No importa cuán ridículo sea el planteo de los demás, si tu silla tiene una forma determinada, tus palabras son inservibles, ilógicas. No importa cuán preparado estés profesionalmente, no importa cuán inteligente seas, lo que importa es la forma y el lugar que ocupa tu silla.
Cuando empecé a trabajar en esta empresa descubrí la asombrosa comodidad de mi puesto. El trabajo no requería de mis neuronas, el sueldo era bueno. Y estaba bien. Yo todavía estudiaba y alquilaba un monoambiente. Y estaba bien. Durante todo un año pagué derecho de piso asistiendo a tres jefes, después pasé a asistir a uno solo. Después me recibí y la silla empezó a incomodarme. Después mi jefe se fue a vivir a Houston y volví a la silla que tenía cuando empecé. No, peor, volví a una silla peor. Ahora los jefes son todos, hasta los que todavía no nacieron. Ahora a mi silla le falta una pata, o dos, o tres. Ahora, después de casi nueve años acá, vuelvo a estar sentada en la misma silla en la que me senté aquel diciembre de mil novecientos noventa y nueve. Y ya no está bien. Yo no soy formal, no sigo las formas. Yo no sirvo para estar cómoda sin ninguna otra expectativa que la comodidad. Ya la comodidad me incomoda. Mi vida necesita algo más. Necesito sentir que soy útil, necesito saber que me escuchan, necesito saber que mi palabra no es mejor o peor porque estoy sentada en una silla o en un banquito. Necesito saber que si me esfuerzo, puedo crecer, escalar posiciones. No sirvo para este puesto. No sirvo para disimular mi cara cuando tengo que discutir porque no se acreditaron unas millas de un pasaje personal de un jefe. No sirvo para llamar a su dentista y pedirle un turno.
Necesito un cambio. Necesito crecer en mi trabajo. Necesito cambiar mi silla. Quizás pueda encontrar alguna otra dentro de esta empresa. Ojalá ese cambio este acá adentro. Si no cambio adentro, cambiaré afuera. Pero que necesito cambiar es un hecho. Cambio… y fuera.

viernes, 9 de mayo de 2008

Cambio y fuera

Después de esta conversación con mi jefe…

Jefe “Necesito un Nervocalm urgente” (En el futuro denominado “Nervocalm”)

Beya, me llamó Lucas para decirme que vos no habías demostrado la suficiente voluntad para hacer una reserva de hotel para Sergio que viene desde México dos meses a trabajar con nosotros.

Beya
(¿Lucas? ¿Qué Lucas? Lucas, Lucas… Ah, Lucas “Inútil”. ¿Sergio? Sergio, Sergio…)

Lo que pasa es que Lucas “Inútil” estaba ansioso porque se iba de vacaciones y quería todo para ese día y yo estaba a mil (bueno a 220) con otros temas, igual, las reservas las hice (de favor, porque yo no tengo nada que ver, eso debería hacerlo RRHH.).

Nervocalm

Sí, las hiciste pero con poca voluntad. Además él te indicó cómo tenías que hacerlas, a través del calendario Azteca y haciendo la vertical sobre el escritorio. En cambio vos siempre buscás la vía más fácil para resolver los problemas.

Beya
(Mierda. Este tipo estuvo hablando con Donovan, ¿de dónde sacó eso de la voluntad? Si hiciera mi trabajo como me lo exige cada inútil que no tiene idea, me volvería loca).

Pero yo no sabía que para resolver el problema había que hacer las cosas de la manera más complicada. Lo que pasa es que Lucas “Inútil, Inútil, Inútil” no sabe que ese sistema no se usa más (Si yo no me meto con su trabajo ¿por qué él se mete con el mío? Si de esto debiera ocuparme yo, claro). No sabía que ahora él se especializaba en esos temas (ni que me daba órdenes y encima vos te ponías de su lado).

Nervocalm

Bueno, pero además me dijo Jefe 3 que vos no peleaste un precio de un pasaje con la agencia.

Beya

(Clah, ahora resulta que Jefe 3 “Me rasco de 9 a 18” derrocha fortunas en Congresos que no sirven para nada y yo tengo que dejar mis nervios en el teléfono peleándome con el pobre pibe de la agencia de viajes).

Lo intenté pero no hubo forma. Además (además me parece ridícula una discusión de doscientos dólares sobre un viaje de siete mil ¿o lo pagás de tu bolsillo?) era poca la diferencia.

Nervocalm

Lo intentaste mal. Y además Jefe 2 se queja porque dice que vos no le traés un cafecito a las 7.00 de la mañana aunque él no esté y se lo soplás hasta las 10.00.

Beya

(Bueno, si fuera por Jefe 2 “Elena-no” yo tendría que pasar la aspiradora y limpiar los vidrios antes de que él llegue)

Perdón, entendía que de eso se ocupaba el mozo (Menos de soplarlo, claro).

Nervocalm

Lo que importa es la buena predisposición para las tareas. No veo una actitud positiva en tu trabajo.


Continuará…

miércoles, 30 de abril de 2008

Con vos

Con vos no sé qué me pasa. Con vos nada es casualidad, nada es porque sí, nada es espontáneo. Con vos me siento diferente. A veces quiero correr, a veces me escondo a llorar. A veces sonrío, a veces te ignoro. A veces, simplemente, intento volver a ser la que fui. Y probé mil fórmulas para ser mi yo pasado, pero nada parece servir. Nada me sirve. Te odié tanto que me cansé de amarte. Todavía me tiembla la voz cuando te hablo y se me enfrían las manos cuando te siento cerca. Todavía mi cuerpo me aparta y me abandona en las sombras del pasado, dejándome en permanente evidencia por más que me esmere en disimular. Todavía grito tu nombre en el silencio para despertar encerrada en desilusiones. Rezo para que me invada la indiferencia, porque con vos ya no sé quién soy. Con vos me cuesta ser yo misma, me cuesta conversar indiferente, me cuesta reaccionar como mujer. Me sobra escucharte para que la razón me abandone, para correr por los laberintos del pensamiento hilando supuestos que nunca conoceré. Con vos aprendí a inventarme. Y me resisto, me resisto a la formalidad, me resisto al aburrimiento, me resisto a aceptar este papel insulso que me obligás a jugar. Me resisto a olvidar esto que fue y no llegó a ser, esto que inventaste de la nada para que yo construyera después. Con vos sostengo la realidad solo en palabras, palabras disfrazadas de formalismo contradictorio y estructuras inconclusas, para que cuando ya sea tarde te des cuenta de que, a pesar del tiempo, con vos nunca volveré a ser yo.

martes, 22 de abril de 2008

Donovan y yo II

Ayer volví a pensar en el profe de gimnasia. Insisto en que pienso en él no porque me interese entablar algún tipo de vínculo sino porque no entiendo bien cómo termino siendo siempre blanco de depredadores natos a pesar de ignorarlos. O no los ignoro como corresponde o mientras yo creo que los ignoro ellos entienden mis mensajes de otra forma, como sucedió con mi ex terapeuta.
Apenas recuerdo la charla camino al vestuario, solo recuerdo que mientras más me hablaba yo más triste me ponía. Reviví en su discurso las charlas de los coordinadores de los viajes de egresados a Bariloche, que sienten que se las saben todas, que tienen a las adolescentes a sus pies por más mamarrachos que sean y que hacen palitos en la pared de la habitación con la cantidad de mujeres que se llevaron a la cama.
Y yo no quiero eso. No quiero ser un palito en la pared, no quiero ser la figurita repetida, no quiero ser una noche. Yo quiero ser el gran amor de alguien, quiero ser una gran pasión, quiero que no puedan dormir pensando en mí, que me extrañen, que me escriban cosas lindas.
En todo este tiempo aprendí a distinguir rápidamente dónde puede existir una posibilidad de relación y dónde no. Quizás Donovan pueda darme lo que necesito, pero como están planteadas las cosas, las probabilidades de que eso suceda son muy bajas. Nunca será el amor de mi vida y yo nunca seré el suyo. Nunca sentiré por él lo que sentí la última vez, nunca me quitará el sueño, nunca podré escribirle nada, nunca será mi gran pasión. Y antes que una buena noche, prefiero seguir insistiendo con las clases de body combat.

miércoles, 16 de abril de 2008

Donovan y yo

Ayer volvía a mi casa pensando en el profesor de gimnasia. Y en mí. Y en él. Y en mí. Y en cómo comenzaron nuestras estúpidas charlas. Y no lo digo porque no me resulte grato conversar con él, sino porque para mí es una simple conversación intrascendente y para él… ¿Y para él? ¿Y qué pensará él que son para mí nuestros diálogos de cinco minutos post clase? Y me preocupé porque, en general, mientras yo pienso que el tipo es simpaticón y buena gente, el otro divaga por el mundo carnal suponiendo que estoy servida en bandeja y muerta a sus pies. Entonces me puse a pensar que tengo ante mí una nueva situación ambigua que estoy a tiempo de observar en detalle antes de meter la pata o cambiar de gimnasio.
El sujeto en cuestión mide como doscientos metros, tiene más músculos que Superman, sus manos deben tener el tamaño de mi cabeza y es lo más parecido que vi en mi vida a la versión morocha de Mike Donovan, de “V, invasión extraterrestre”. Yo vestida para hacer gimnasia soy la reencarnación de Doña Florinda. Mis musculosas están llenas de agujeros, mis medias no combinan con nada, mis zapatillas no se fabrican más y tomo esa clase de body combat porque el horario me queda bien. Nada más que por eso. Soy la antítesis en persona de la lucha libre. Mi escasa formación física se limita a la danza, a la expresión de las manos en el movimiento, a la dulzura en los pasos, a los pies estirados; y no a darle piñas a un oponente imaginario. Y así comenzó todo. Mientras yo me esmeraba en reventar a patadas a quien le tuviera bronca ese día, él me gritaba que pusiera más voluntad y que dejara el ballet para el teatro Colón.
Un día, cuando la clase terminó, me llamó aparte y me dijo:

Donovan

—Disculpame, ¿vos por qué venís a esta clase?

Beya
(Si le digo que vengo porque es la única clase que hay a las 13.00hs no le va a gustar).

—Porque quiero tonificar los músculos de los brazos. Hablando de eso… (Y comencé con un interrogatorio impreciso de cómo había que mover el brazo para que trabajara mejor). Sorprendido ante semejante cadena de preguntas gansas, contestó:

Donovan

—Vayamos bajando. En el camino te explico…
Continuará…

jueves, 10 de abril de 2008

I did it!


Hoy tuve una mañana divertida. Hoy, después de muuuchos años de tener la idea en mente, pude concretarla. ¡Cuidado peatones! ¡Ya tengo registroooooooooooooooooooo!




Un especial agradecimiento a Mike, que me bancó y toleró las tres horitas que duró el examen. ¡Graciassssss!

lunes, 7 de abril de 2008

Feliz cumple

Un día como ayer, soleado y radiante, pero del año dos mil cuatro, me levanté al alba para ir al sanatorio. Después de cuarenta y un semanas de embarazo, todo indicaba que ESE sería el día. Y así fue. Alrededor de las diez de la mañana comenzaron a inducirme el parto. A todo lo que usualmente acompaña al nacimiento del primogénito, yo le sumaba un cuadro previo bastante difícil, una mudanza a los cinco meses de embarazo, un padre ausente, abuelos paternos ignorantes y agresivos, y una partera muy particular.
En general, en situaciones que me producen muchos nervios, suelo quedarme callada y muy tensa. Así estaba yo ese día en la habitación cuando la señora partera (conociendo mi situación de enfrentar semejante acontecimiento sola) me dijo: “Hay dos maneras de hacer esto: o por las buenas, o por las malas”. Y ayer me acordaba de esta frase. Ayer me acordaba de las cinco horas que estuve en la sala de partos. Ayer me acordaba de que después del parto tuve una hemorragia muy fuerte.
Ayer, a las 21.31 horas, la peque cumplió cuatro hermosos años de haber venido a este mundo. Ayer, a pesar de haber vivido sola las experiencias más fuertes que una mujer experimenta en sus entrañas cuando está embarazada, la primera ecografía, las descomposturas, la acidez, la última ecografía, los movimientos en mi panza; reviví el sentimiento de amor más básico, puro, cálido y humano que jamás había experimentado antes de ser mamá. Ayer, cuando la veía bailar, cantar, reír y jugar con sus amiguitos, supe que, a pesar de los golpes, de las agresiones, de las piedras en el camino y de las frases que en mi vida comprenderé, la peque es una nena feliz. Y estoy sumamente emocionada por mi capacidad para generar algo tan maravilloso en un ser humano: que la vida le sonría.
Feliz cumpleaños, Mile. Te ama mucho,
Mamá.




martes, 1 de abril de 2008

Ser o no ser

Hay cosas que, definitivamente, nunca seré. Hay cosas que, definitivamente, nunca viviré. O porque ya estoy un poco grande o porque tengo más posibilidades de que me morfe un tigre blanco en la puerta de mi casa que de que tantas cosas extraordinarias se conjuguen al mismo tiempo. Algunas por suerte, otras por desgracia. En general, para lo maravilloso y para los cuentos de hadas uno ya está grande, pero para lo caótico y desdichado pareciera que siempre hay tiempo. Difícilmente uno puede decir que va a pasar de mendigo a millonario, pero de millonario a mendigo…
Nunca seré, por ejemplo, una niña prodigio. Tampoco seré astronauta, ni una paquita de Xuxa, ni la hija de un príncipe ni una virtuosa del clarinete. Nunca seré presidente, ni monja de clausura, ni dueña de una isla, ni un genio del ajedrez. Tampoco sabré jamás lo que es levantarse al alba todos los días para cosechar soja u ordeñar las vacas, ni ser diplomática de la ONU. Nunca tendré la habilidad de hablar siete idiomas, de ganar una medalla de oro en las olimpíadas ni de pilotear un avión. No me casaré virgen. No bailaré con Julio Bocca. Y dudo que a pesar de mi pasado artístico Hollywood pueda reconocerme como estrella para filmar la versión 22.344.355.252.556 de Matrix.
Pero, por ejemplo, todavía estoy a tiempo de irme a pique. Todavía tengo tiempo de quedarme sin un peso, de convertirme en una drogona sin remedio, en una alcohólica anónima; de volverme una asesina serial o una psicótica de chaleco blanco. Todavía puedo llenarme de piojos y dormir debajo de un puente. O comer hasta quedar más gorda que un elefante. O emborracharme en el Casino e hipotecar mi casa.
Entonces me pregunto qué cosas estarán a mi alcance, cuáles dependen de mi empeño y mi buena voluntad y si estaré a tiempo de lograrlas. Me pregunto en qué debería invertir los años que me quedan por delante para evitar que las siete plagas de Egipto caigan sobre mí y para tener un futuro medianamente agradable y feliz. ¿Debo insistir en darle bolilla a mis inclinaciones artísticas y ver si me aceptan en el ballet del Colón a los cincuenta años? ¿Debería probar con el azar y ver si puedo comprar acciones en Wall Street? ¿Me someto a una cirugía plástica y me postulo como modelo de Pancho Dotto?
No lo sé, pero al final, ser o no ser, es la cuestión.

martes, 25 de marzo de 2008

Amar y flirtear

Hablando de libros dedicados y devueltos. Libros compartidos, libros que nos enriquecen, libros que nos unen en una misma voz... Hablando del libro que compré para regalar y nunca lo hice, les recomiendo la lectura de este libro de Sandra Russo que me parece exquisitamente brillante.

Este libro habla sobre las relaciones humanas, sobre la necesidad de SER más allá del otro, sobre los vínculos, sobre los amores sólidos y los líquidos, sobre el ideal de vivir un gran amor, sobre si el amor que elegimos como ideal nos completa, nos llena, nos enriquece. Este libro habla, en definitiva, de nosotros, los de ayer, los de hoy, los de siempre...

http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-94787-2007-11-17.html







lunes, 17 de marzo de 2008

Mentiras verdaderas

Mas que conocida es la frase: “A las mujeres les gusta que les mientan” y más que trillada también aquella otra: “Mentime que me gusta”. Yo sostengo la teoría de que, en realidad, no es que pidamos a gritos que nos mientan, sino que nos digan una verdad un poco decorada, o, mejor dicho, una verdad que no nos lastime. En mi opinión, que nos digan: “Ese sweater azul te queda horrible”, no aporta nada más que una agresión innecesaria, esa misma idea puede decirse con cariño, o con más tacto, y puede provocar el efecto deseado sin necesidad de herir al otro. Yo prefiero la frase: “Me parece que el rojo te queda mejor, ese sweater no me gusta demasiado”. Y en este ejemplo tonto y sencillo pretendo encontrar la diferencia entre actuar con bondad y con maldad. Llevado a un plano más morboso, decirle, por ejemplo, a un tuerto: “Vos para que opinás si ves por la mitad” o desafiar a un tartamudo a que diga un trabalenguas, no solamente es algo violento sino que es una maldad. No hay nada más vil, cruel, agresivo y violento que jugar con las debilidades ajenas, ni nadie más consciente de sus debilidades que la persona que las sufre.
Sostengo que hay cosas que nunca deben decirse, nunca, nunca, jamás. Por más que estemos llenos de ira o de dolor, hay cosas que debemos callar, siempre. Y esas cosas que debemos callar son las que sabemos que van a restar en la vida de alguien, que no aportan nada bueno y que solo sirven para satisfacer una necesidad interna de poder frente al otro. Y hablo del poder de lastimar.
Hoy me lastimaron, a mi entender, innecesariamente. Hoy me dijeron que haberme perdido había sido algo bueno y positivo. Que dejar de hablarme, una muy buena decisión. La misma persona que un mes atrás en un restaurante me había dicho que no quería perderme, que yo era muy importante en su vida, que le gustaba hablar conmigo y que me quería, no tuvo ningún reparo en decirme, en un tono frío y calculador, lo fácil que le había resultado olvidarse de mí. La misma persona con la que hablé de las vivencias más íntimas durante muchos meses, con la que compartí sentimientos auténticos, por la que sentí millones de cosas que no sentía desde hacía mucho tiempo por nadie, la persona en la que confié me lastimó gratuitamente; esa misma persona que se despidió diciéndome que huía del amor. Y duele. Duele cómo manejó las cosas, cómo manejó su presencia y su ausencia durante siete meses, cómo me mintió, cómo me engañó en su mar de supuestas dudas. Duele porque él no ganó nada y yo perdí la ilusión de sentir que había sido importante en su vida. Duele porque mientras yo le escribía y él me adulaba, en realidad me estaba tomando el pelo. Duele porque experimentó conmigo, jugó a ser seductor, a ver si todavía era capaz de conquistar, a tirar del hilo hasta ver a dónde llegaba. Ese hombre no conoce la diferencia entre lo bueno y lo malo, la calcula y juega con esos números, la estudia, la analiza. Ese hombre se disfraza de amable para arremeter con desidia en el peor momento. Ese hombre me robó. Ese hombre me estafó. Ese hombre no solamente me lastimó, sino que me robó siete meses de ilusiones, que a él le darán lo mismo, pero para mí, fueron más que importantes.

jueves, 13 de marzo de 2008

Cenizas

Escribí mil palabras antes de elegir éstas. Imaginé mil escenarios posibles, ensayé gestos, caricias, despedidas. Practiqué la indiferencia y viví con la soledad más profunda del olvido. Llené un mar de silencio estremecedor para darme cuenta de que estoy inmóvil, sin ir más allá del hoy; el hoy que construí con el ayer, el hoy que embarré hasta el cansancio preocupada por el futuro. Eso. Estamos más preocupados por el futuro prometedor de nuestras mentes brillantes y nuestros planes de felicidad perfecta que por cuidar y acariciar el presente, el aquí y ahora. Triste y desolado, cómodo o feliz, el presente nos acompaña. Tenemos miedos, muchos, siempre tememos a lo que podría pasar “si”. No elegimos, nos dejamos elegir para no cargar con la desesperación de decidir qué hacer con nosotros mismos, con nuestros deseos, con nuestras necesidades más básicas y genuinas de sentirnos libres y “limpios” para elegir, para elegir y elegirnos porque queremos y lo sentimos, no por resignación ante un destino inventado. Esperamos que el otro nos resuelva, nos complete, nos guíe. Le damos al otro las armas para sanarnos, le damos coraje, le damos amor, le abrimos el alma gritando a cuatro vientos que lo queremos y lo necesitamos, le pedimos que no nos abandone, que nos valore, que nos elija. Le damos tanto, todo, que su ausencia nos desborda y nos humilla, descartándonos como seres.
Y embarcados en la incertidumbre y en la pelea entre nuestros deseos y nuestras realidades, y naufragando en la soledad más profunda de nuestro ser, cuando nadie nos acompaña en nuestros pensamientos, todos experimentamos el sentimiento más básico y la necesidad más auténtica que nos guía en todos nuestros movimientos: sentirnos íntimamente amados.

viernes, 15 de febrero de 2008

Off

Me voy. Me fui. Me voy. Me voy de vacaciones. Bueno, bah, en realidad lo que quiero decir es que no voy a levantarme a las 6.30 de la mañana todos los días para ir a trabajar. Quiero decir que no voy a estar on line en el chat. Quiero decir que si me llaman a la oficina va a atender “Marta Reemplazo”. Quiero decir que ojalá tuviera más ganas de tomarme estas vacaciones. La palabra vacaciones nos obliga a que todo lo que suceda en esos días tenga que ser fantástico y maravilloso; que aunque te llueva diez días seguidos y te aburras como una ostra, es buenísimo, genial, porque está bajo el título “vacaciones”; que aunque se te caiga una palmera en la cabeza, es señal de buena suerte porque estás de vacaciones; que aunque te roben la billetera no importa, porque es un chorro importado “made in China” que vive en el lugar de tus vacaciones; que aunque te agarres de los pelos con los demás integrantes del tour durante los trescientos cincuenta días restantes del año, no importa, porque esos quince días que estás de vacaciones todos se van a querer mucho y todo se va a arreglar, porque estás de vacaciones. Y cualquier plan, por más ridículo que parezca, se vuelve perfecto, desde ir a tomar un helado a Alaska hasta hilar polainas en Tilcara a las dos de la tarde con cincuenta grados de calor.
Para mí estas vacaciones tienen una expectativa tan triste e inútil como ángel de la guarda de los Kennedy. Aspiro a no viajar apretujada todos los días en el subte, a dormir hasta las ocho de la mañana, a no tener que soportar los pedidos insólitos de mi jefe y allegados, a que mi hija no llore cuando la dejo en el jardín porque no va a haber jardín porque estamos de vacaciones, y a una catarata de tiempo dedicado a armar planes para evitar el aburrimiento.
No sé si voy a descansar demasiado, tengo muchas cosas que resolver antes, durante y después de las vacaciones porque se avecina un dos mil ocho complicado. Tengo que pasar por una cirugía, o dos, quizás (y no precisamente estéticas), un cumpleaños que prefiero obviar, tomar decisiones sobre el jardín de mi hija y su futura educación, hacer arreglos en casa y, lo peor de todo, estar mucho tiempo conmigo misma, mis desventuras y mis lamentos sobre mis desafortunadas elecciones a la hora del amor. Pero supongo que si arreglo todas mis ideas y toda mi vida en este tiempo de ausencia todo me va a salir bien y fantástico. Y, encima, seguro me gano la lotería, porque estoy de vacaciones.
Extráñenme mucho, por favor.
Nos leemos en algún momento. Chau.

viernes, 8 de febrero de 2008

Quiero ver, quiero ser, quiero entrar

Hurgo en los cajones de momentos felices y me dan ganas de cantar. Esto encontré, esto comparto. Gracias por invitarme a volar.

Presentame al Señor Tiempo,
se fue con vos, murió en abril.
Si se lo contaste al viento,
yo no lo vi, yo no lo vi.

Si me preguntas quién ha ocupado mis días
yo no lo sé, yo no lo sé.
Si me preguntas qué ha pasado entre mis manos
yo no lo sé, no lo toqué.

Invitame a ver tu historia,
nunca diré que ya la sé.
Escondeme en tu memoria,
quiero vivir, quiero vivir.

Y describime los lugares donde has ido,
quiero viajar, quiero seguir.
Y explicame hasta dónde has llegado,
quiero saber dónde morir.

Quiero ver, quiero ser, quiero estar.
Quiero andar, penetrar, quiero entrar.

Remontame en un barrilete,
quiero volar, quiero volar.
Contame un cuento de hadas,
quiero soñar, quiero soñar.

Y recordame si alguna vez te he mirado,
quiero llorar, quiero llorar.
Y abrime ahora las tres puertas de tu vida.

Quiero ver, quiero ser, quiero entrar.
Quiero ver, quiero ser, quiero entrar.

viernes, 1 de febrero de 2008

Callejones

Vago por las calles de mi mente intentando encontrar una salida pero me pierdo en las pocas palabras aturdidas que puedo recordar. Me descubro empantanada en elucubraciones conocidas, en el barro de los mismos pensamientos y las viejas conclusiones, porque nada parece moverse del estante en donde está ubicado, encasillado y etiquetado por mi raciocinio. Cuando algo no encaja en los parámetros de la experiencia, me mareo, mi mirada se pierde en situaciones improbables, doy vueltas y vueltas en círculos y siempre termino en el comienzo, donde no importa qué camino elija, todos mueren en el mismo callejón sin salida. Lo incontrolable se me escapa de las manos e intento resolver el futuro como una ecuación matemática simple; y otra vez me siento a pensar las mismas cosas ya pensadas cientos de veces, para llegar a la conclusión de que no puedo concluir nada. Es ahí cuando la desilusión se vuelve amiga de lo predecible y se acurruca en los rincones de la asfixia. Sofocada, así estoy, sofocada por mis propios pensamientos y aturdida por mis propias emociones, ensayando respuestas e intentando despojarme de la incertidumbre que me genera lo que siento, no lo que pienso. Y este lugar intermedio entre la nada y el todo hace que lo posible y realizable se pierda en un callejón de argumentos penosamente racionales.

viernes, 25 de enero de 2008

El amenazado

Es el amor. Tendré que ocultarme o huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras
que usó el áspero Norte
para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar
de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre
se levanta a la voz del ave,
ya se han oscurecido los que miran por las ventanas,
pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz,
la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto).
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
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Jorge Luis Borges

lunes, 21 de enero de 2008

A tono

Si cuando escribo te escribo con la esperanza de que no te alejes, si cuando duermo te sueño porque me siento habitada por los recuerdos, si cuando estoy despierta te extraño hasta el punto de que me embarga la tristeza más honda y elemental es porque no sé dónde guardar los despojos de esta precaria historia ni en qué cajón acumular las palabras dichas.
Si para que suceda lo que no seduce basta la mínima existencia pero para que no suceda lo sucedido no existe remedio alguno, no entiendo en qué consiste el camino de la indiferencia, porque coincidimos en compartir lo compartido.
Si cuando expongo lo que siento me vuelvo descartable, si cuando intento sostener palabras mutuas me encuentro sola en la marea, soy culpable de lo sentido, pero jamás podrás tildarme de cobarde. Si para no escribirte cuando escribo, para no soñarte cuando duermo y no extrañarte cuando vivo debo recorrer otro camino, me ahoga una pena aún más profunda: olvidar lo sucedido.

jueves, 17 de enero de 2008

Blog

Estos días estuve pensando mucho en este espacio, mi blog. Este espacio que abrí con una idea algo similar a la de un diario íntimo, con hojas en blanco deseosas de vivencias, pero sin llave. Desde un primer momento intenté transmitir historias, algunas noveladas y otras no tanto, algunas mezcladas con la imaginación y otras exquisitamente verdaderas, como la vida misma. Mi intención no es tomar decisiones específicas ni posicionarme de determinada forma frente a la vida cuando comparto con ustedes las cosas que escribo; simplemente las comparto, leo sus opiniones y los disfruto. El blog es una parte de lo que soy, no todo lo que soy. Me gusta leer, escribir, aprender de ustedes. Todos los que tenemos un espacio en la web sabemos que hay alguien detrás de una pantalla en algún punto del planeta, leyendo. Y así escribimos, sabiendo que no estamos solos. Sin embargo, algo que escribí precipitó un desenlace que no deseaba. Y la verdad es que lo estoy pasando mal, muy mal. Con esto no pretendo palabras de aliento, les cuento sencillamente que si hay algo que escribí que solo sirvió para generarme más angustia de la que tengo ahora, para restar y seguir restando, ya no sirve. Entiendo entonces que debo aprender a manejar mejor este espacio, sin comprometerme tanto, inventando más fantasías que contando realidades. Sabrán disculpar.

jueves, 10 de enero de 2008

Ayer soñé

Ayer te soñé sin rostro. Ayer te soñé seguro, fuerte, pausado en el andar. Tus brazos firmes transmitían seguridad, tu mirada cálida desnudaba el alma. Ayer soñé que se abría una brecha en el tiempo, un instante entre el día y la noche que no le pertenece a nadie; un instante en el que el reloj se detiene ante un mundo paralelo por donde se filtra la resolana como antesala del tiempo. Ese mundo inventado era posible. Soñé con el perfume de tu voz, las caricias de tus besos y el destierro definitivo de la incertidumbre. Soñé que podíamos soñar juntos, aprovechando el descuido de la razón y la magia del sentimiento. Soñé que sentías lo mismo que yo, que caminábamos sobre el pasto mojado por el rocío, para volvernos invisibles bajo un deseo común.
Ayer soñé que soñaba. Lástima que fue un sueño. Lástima que fue ayer.

lunes, 7 de enero de 2008

Ramiro II

Confieso que iba a escribir otra cosa. Tenía todo un post preparado para el retorno de mis vacaciones, pero el mail que recibí esta mañana amerita algo diferente, sobre todo porque si bien soy una persona un tanto rencorosa, cuando alguien a quien quiero me dice cosas lindas me olvido de todo el pasado, se me aflojan los volados del vestido y empiezo de cero, como si nada malo hubiera pasado jamás.
Hace poco les hablé de Ramiro. Muy bien, aquí va lo que acabo de leer:



"He vuelto. Reconozco que te extrañé mucho y me urge saber como andan tus cosas. Espero que hayas pasado un hermoso fin de año y que tus cosas y tu gordita estén muy bien.
Te mando un beso gigante.
Pd: El quilombo que se me armó no pasó a mayores (no sé si te interesa saberlo, pero, nobleza obliga te lo tenía que contar)".


Por un lado me alegra saber que vivo en el recuerdo de alguien a quien aprecio a pesar de los pequeños palazos que me ha dedicado, pero por otro, me pregunto cuándo será el próximo desencuentro, el próximo problema por algún mail o quién sabe qué cosa se cruzará por ahí que vuelva a dejarme a un costado del camino.

Ha vuelto. Y yo no sé qué hacer...