lunes, 21 de enero de 2008

A tono

Si cuando escribo te escribo con la esperanza de que no te alejes, si cuando duermo te sueño porque me siento habitada por los recuerdos, si cuando estoy despierta te extraño hasta el punto de que me embarga la tristeza más honda y elemental es porque no sé dónde guardar los despojos de esta precaria historia ni en qué cajón acumular las palabras dichas.
Si para que suceda lo que no seduce basta la mínima existencia pero para que no suceda lo sucedido no existe remedio alguno, no entiendo en qué consiste el camino de la indiferencia, porque coincidimos en compartir lo compartido.
Si cuando expongo lo que siento me vuelvo descartable, si cuando intento sostener palabras mutuas me encuentro sola en la marea, soy culpable de lo sentido, pero jamás podrás tildarme de cobarde. Si para no escribirte cuando escribo, para no soñarte cuando duermo y no extrañarte cuando vivo debo recorrer otro camino, me ahoga una pena aún más profunda: olvidar lo sucedido.