El amor es una tarea difícil. Compartir nuestras emociones, gustos y pasiones en la vida no resulta algo sencillo a la hora de formar una pareja. ¿Cuántas veces nos preguntamos si amamos de la forma correcta o si hemos encontrado finalmente a nuestra “media naranja”? ¿Quién es el amor de nuestra vida? O mejor dicho, ¿qué es el amor en nuestra vida? ¿No nos habremos equivocado en nuestra elección? Estos planteos y cuestionamientos respecto del amor muchas veces pueden llevarnos a buscarlo desesperadamente, al punto de no sentirnos del todo completos si no logramos desarrollar nuestras capacidades para mantener un amor compuesto de madurez, coraje y conocimiento de nosotros mismos. Entonces debemos sortear otras preguntas: ¿Es cualquier método válido para obtener amor? ¿Hasta qué punto y qué cosas debemos ceder con tal de no quedarnos solos?
No mucho tiempo atrás, nuestros vínculos sociales se establecían únicamente entre integrantes de los círculos dentro de los cuales se desarrollaban nuestras vidas: la escuela, la universidad, el trabajo. Con la aparición de internet, se abre una nueva puerta a este sentimiento tan primario.
Las posibilidades de conocer a otros se han ampliado insospechadamente. Se puede conocer gente de manera casual en un chat, a través de los buscadores de parejas o por medio de los avisos personales gratuitos que abundan en toda la red.
No mucho tiempo atrás, nuestros vínculos sociales se establecían únicamente entre integrantes de los círculos dentro de los cuales se desarrollaban nuestras vidas: la escuela, la universidad, el trabajo. Con la aparición de internet, se abre una nueva puerta a este sentimiento tan primario.
Las posibilidades de conocer a otros se han ampliado insospechadamente. Se puede conocer gente de manera casual en un chat, a través de los buscadores de parejas o por medio de los avisos personales gratuitos que abundan en toda la red.
Pero... ¿de qué hablamos cuando hablamos de amor? Según Erich Fromm, el amor es la única respuesta sana y satisfactoria al problema de la existencia humana. Esto nos podría sugerir que es lo único que da sentido a nuestras vidas, que es la única clave del éxito y la plenitud de la existencia, cuando en realidad todos los proyectos personales que podamos llevar adelante y realizar resultan tan enriquecedores como una buena pareja.
Muchas veces representamos al amor con diversos disfraces: las ilusiones, las expectativas, la comprensión, la amistad. Entonces buscamos gente que encaje dentro de nuestras propias exigencias de felicidad, sin darnos cuenta generalmente de que esos disfraces quedan grandes, o son demasiados, o que los malgastamos en algo que no vale la pena.
La pareja no es una unidad sino dos sujetos, cada uno tiene su propio eje y su singularidad. Relacionarse sanamente con el otro debe ser la resultante de una suerte de intercambio, una situación de igualdad. Nadie puede enseñarle al otro cómo proceder o qué hacer en la vida, ni tampoco cómo caminar por ella. Debemos limitarnos a acompañar, a compartir, a escuchar.
El amor es un vínculo en el que cada uno debe poder crecer y desarrollarse con plenitud y libertad, apoyar al otro conservando las propias ideas y proyectos sin que ello implique que dejamos de ser fieles a nosotros mismos.
Cuando recordemos que nadie nos completa, que debemos completarnos por nuestros propios medios, llegaremos a lo que debería ser nuestro ideal: no buscar en el otro lo que llevamos dentro de nosotros mismos, nuestra capacidad de amar.
Muchas veces representamos al amor con diversos disfraces: las ilusiones, las expectativas, la comprensión, la amistad. Entonces buscamos gente que encaje dentro de nuestras propias exigencias de felicidad, sin darnos cuenta generalmente de que esos disfraces quedan grandes, o son demasiados, o que los malgastamos en algo que no vale la pena.
La pareja no es una unidad sino dos sujetos, cada uno tiene su propio eje y su singularidad. Relacionarse sanamente con el otro debe ser la resultante de una suerte de intercambio, una situación de igualdad. Nadie puede enseñarle al otro cómo proceder o qué hacer en la vida, ni tampoco cómo caminar por ella. Debemos limitarnos a acompañar, a compartir, a escuchar.
El amor es un vínculo en el que cada uno debe poder crecer y desarrollarse con plenitud y libertad, apoyar al otro conservando las propias ideas y proyectos sin que ello implique que dejamos de ser fieles a nosotros mismos.
Cuando recordemos que nadie nos completa, que debemos completarnos por nuestros propios medios, llegaremos a lo que debería ser nuestro ideal: no buscar en el otro lo que llevamos dentro de nosotros mismos, nuestra capacidad de amar.
12 comentarios:
Dice ud. "¿de qué amor hablamos cuando hablamos de amor?" En la segunda frase lo iguala a "formar una pareja" y en el cierre del primer párrafo dice que [otros logros...] "resultan tan enriquecedores como una buena pareja."
¿Eso implica que identifica ud. amor con una buena pareja?
Hay buenas parejas que no necesariamente se aman.
Hay grandes amores que no necesariamente se constituyen en pareja...
(Yo para atizar algo el fuego, vio... :) )
beya, sólo por darte un dato y porque he visto tu perfil. mañana es el cumple 60 de silvio rodríguez.
y como conozco todo casi, te invito a mi blog. mañana habrá una pequeña e íntima celebración.
buenas noches
Creo yo que el problema de que se torne difícil surge cuando uno se traga las definiciones del amor, cuando se compra el manual de instrucciones y te das cuenta que sobran capítulos o faltan otros, mientras que lo importante es el capítulo que a cada cual le salga escribir.
Claro que tardé 43 años en darme cuenta de que esta estabilidad emocional era posible :P
ah bueno, hay censura? Sos loco rodoooolfo?
Lo mas importante creo es esta cuestion de que cada uno debe tener su propio eje, no apoyar todo el peso de uno en el otro porque los dos se caen, poder tener el propio equilibrio y a partir de ahi compartir cosas con el otro, creo que es la clave.
Ay, ay, ay... Uia, ¿puedo pensarlo un poquito mejor y le contesto señor tipazo?
Seguro, Luna, en un rato estoy por su casa. ¡Buenísimo el dato de Silvio Rodriguez!
Es cierto, Chiru, no hay nada mejor que la experiencia. No hay manuales ni nada que se le parezca que puedan equiparar la sabiduría del tiempo y de golpearse varias veces...
Killcito, ¿era usted? Pensé que "el anónimo" se había equivocado de post, o peor... ¡de blog!
Exacto, Barluz, mejor explicado, imposible...
Qué sé yo. Algo me queda claro del despelote que estoy saliendo y, como canta Sabina: "los amores que matan nunca mueren"
Pero de qué carajo me sirve andar muerta por la vida...
Besos y desamor
uy toodavia no puedo llegar a vivir con todo eso que escribís y que tan racionalmente lógico me parece.
Desfasajes entre práctica y teoría debe ser lo mio (un psic a la derecha!)
Duda: ay...
Y, Laura, es difícil hacer que la razón accione cuando está el corazón de por medio. Como diría mi tío: es más fácil decir que hacer...
Ay, Dudis, bueno, al menos ya estamos saliendo del despelote. Es algo.
Besos y esperanzas.
Publicar un comentario